Periquito Regalado

 en Personajes Valerianos

Un pagaré autógrafo de Valera

Publicado por José Jiménez Urbano en El Bermejino nº 298 diciembre 2004.

Cuando Manolo Caballero Cubero me comunicó que había visto en poder de José Luis Caballero Poyato la fotocopia de un pagaré firmado por don Juan Valera, enseguida sospeché que pudiera tratarse del mismo cuyo original tuve ocasión de tener en mis manos, hará más de treinta años, en casa de don Vicente Priego Ruiz y doña Isabel Güeto Vargas, matrimonio que por aquel tiempo vivía en la calle Bendición de nuestra localidad, Doña Mencía. No tardé en ponerme en contacto con José Luis, el cual no sólo me enseñó el documento sino que, con toda amabilidad, me facilitó una fotocopia del mismo y me informó de que él obtuvo la fotocopia del original, que se encuentra en manos de su tío Paco Morales -Francisco Morales Ruiz, menciano, domiciliado en Jaén-, quien a su vez es sobrino político del matrimonio citado.

Efectivamente, se trata de mismo documento que yo recordaba, sin duda autógrafo de Valera, y que dice así:

«Por el presente pagaré, yo D. Juan Valera Alcalá Galiano, vecino de Madrid, he recibido del Sr. D. Pedro Regalado Vargas y Moreno la cantidad de mil pesetas, que a [sic] tenido a bien prestarme sin intereses de ninguna clase y por tiempo y espacio de dos años a cuyo vencimiento le haré entrega de dicha cantidad. Y para que le conste y le sirva de resguardo le doy el presente que firmo en Doña Mencía a treinta y uno de Octubre de mil ochocientos ochenta y tres. Son //1000// Ptas.- Juan Valera.«

¿Quién era el tal Pedro Regalado y qué relación tenía con Valera? Veámoslo, al tiempo que tendremos ocasión de enterarnos de por qué estaba el referido pagaré en casa del matrimonio citado.

Pedro Regalado Vargas Moreno había nacido en Doña Mencía el 29 de mayo de 1.834 y era hijo de Miguel de Vargas Ruiz y de María Josefa Moreno Cubero1, ambos pertenecientes a familias acaudaladas pues el padre de ella, D. Francisco Moreno Vergara, era por aquellas fechas el mayor contribuyente de la localidad, incluidos los forasteros, mientras que el padre de él, D. Vicente Rafael de Vargas, también figuraba entre los más importantes2. Este matrimonio tenía al menos diez hijos -la mayoría de ellos ascendientes luego de muchas de las principales familias del pueblo-, de los cuales Pedro era el primogénito; en la década de los cincuenta, según los padrones parroquiales de la época, los vemos avecindados en la calle del Barranco (que se corresponde con la que actualmente lleva el nombre de Federico García Lorca, y no, como pudiera creerse, con la que hoy conocemos como calle del Barranco o Bendición) y, en los años sesenta, en la calle Granada3, siendo de notar que a partir de mediados de los años cincuenta ya no aparece Pedro Regalado en los padrones parroquiales correspondientes, por lo que es de suponer estuviera fuera de la localidad -posiblemente en Granada- cursando la carrera de Leyes, disciplina en la que hubo de licenciarse según los cargos que más adelante veremos que desempeña. De hecho, en el año 1.855 sabemos que se encontraba ausente, pues en el expediente de quintas de dicho año4, se dice que «D. Pedro de Vargas, y en su representación por hallarse ausente, D. Miguel, su padre, dijo: tener aquel la talla y alega que de edad de 9 años dio una caída quebrándose el brazo derecho y curado de este padecer volvió al año inmediato a reproducirse la quebracía por igual incidente, y de sus resultas lo tiene desperfeccionado […] y el Ayuntamiento lo declaró suplente

La menor de los hermanos, de nombre Josefa, contrajo matrimonio con D. Juan Güeto Roldán, «profesor de farmacia«, que tuvo la botica en la calle Bendición nº 3, en la misma casa en que en 1.913 vivía el matrimonio con cuatro hijos -Francisco, María, Isabel y Antonio-5. Esta Isabel, pasado el tiempo, se casaría con D. Vicente Priego Ruiz, y habitaron hasta la muerte de ambos la misma casa en la calle Bendición, y a ella, a través de su madre y por circunstancias familiares que desconocemos, pasaría el pagaré que motiva este artículo.

En cuanto a la relación de Pedro Regalado Vargas con Valera, no cabe duda de que eran amigos. Veamos lo que éste último escribe a su mujer, en septiembre de 1.872, desde Doña Mencía, en donde se encontraba averiguando asuntos de testamentaría -su madre, la marquesa de la Paniega, había fallecido trágicamente en junio de ese mismo año6: «Por las noches, de 9 a 12, juego al tresillo con Currito Muñoz, a quien por excelencia llaman aquí el Señorito y con un sobrino de Moreno, llamado D. Pedro Regalado de Vargas, a quien coloqué yo de fiscal en Talavera, de donde ha venido con licencia a ver a su familia«.

Por esas fechas la relación entre ambos se remontaba a más de diez años. Precisamente a través del nombrado Moreno -que no era otro sino D. Francisco Moreno Ruiz, el célebre Morenito– nacería tiempo atrás el conocimiento y luego la amistad entre nuestros dos personajes. Por la numerosa correspondencia que se conserva de Valera dirigida al Morenito, sabemos de las continuas recomendaciones de éste para con su sobrino Periquito, como normalmente es llamado. La primera referencia a éste último que encontramos se data en mayo de 1860, en carta que desde Madrid dirige Valera a D. Francisco Moreno, en la que se dice7: «He recibido su carta de Vd. del nueve y la visita de su sobrino Periquito que le agradezco«.

Posiblemente sea en febrero de 1863 cuando Valera, desde su puesto de diputado en las Cortes, hace el primer intento de colocar -de dar un turrón, según expresión de la época- a Pedro Regalado, conforme cuenta al Morenito: «Escribo a Vd. a escape para decirle que no bien vi los lances de la sesión de ayer, preví lo que iba a pasar hoy, y salí disparado al Ministerio de Gracia y Justicia donde encontré a Pastor Díaz y le pedí el nombramiento de Periquito para promotor fiscal del Colmenar o de Archidona» (MG nº 54). Pero la caída de su amigo, el ministro de Gracia y Justicia, don Nicomedes Pastor Díaz, impidió que su petición cobrara efecto. No obstante, dice Valera: «Ahora tenemos de ministro de Gracia y Justicia a Aurioles. Este señor, de cuya entrada en el ministerio no estoy aún muy seguro, es amigo y pariente de Serrano y a él le debe su posición. Veremos, pues, si por Serrano logro la colocación de Periquito» (MG ni 55).

No parece que Valera consiguiera su intento a través de Serrano -el famoso general y Duque de la Torre, que en aquel gabinete gubernamental ostentaba el cargo de ministro de Estado-, si bien es verdad que el nuevo ministro, Pedro Nolasco Aurioles, duró menos de un mes en su cargo. El 2 de marzo se renueva el gabinete del gobierno liberal y ahora es Rafael Monares el que es nombrado ministro de Gracia y Justicia. No tarda Valera en volver a la carga, y ahora acompañado de Martín Belda, diputado por Cabra y también muy amigo de Francisco Moreno. Así lo manifiesta a éste Valera en carta del 21 de marzo: «Ya sabrá Vd. por Martín, que fuimos juntos él y yo a ver a Monares, y juntos le hicimos el empeño en favor de Periquito Regalado. Él prometió servirnos«.

Es muy posible que, con el concurso de Belda, Valera consiguiera su intento. La cuestión es que en julio de 1865 Pedro Regalado gozaría de un empleo pues, con esa fecha, así dice Valera al Morenito: «Esta tarde me iré probablemente a la Granja, donde permaneceré tres o cuatro días. Allí hablaré a Calderón Collantes para que deje tranquilo en su puesto a Periquito Regalado» (MG nº 92). Fernando Calderón Collantes era por aquel entonces el ministro de Gracia y Justicia.

Por estas fechas -24 de julio- Valera es nombrado ministro plenipotenciario en Francfort, donde tomará posesión el 20 de agosto y en cuyo cargo permanecería aproximadamente un año. La correspondencia con don Francisco Moreno se espacia y llega a desaparecer desde diciembre de 1865 hasta abril de 1867, con lo que Pedro Regalado perdería a su principal valedor. No obstante, el Morenito tenía otro, incluso con más aldabas que el propio Valera y a quien ya hemos visto intervenir en favor de su eterno recomendado. Éste no era otro que su íntimo amigo Martín Belda, el político egabrense que por aquellas fechas era Director General de Obras Públicas en el ministerio de Fomento y a quien Valera no duelen prendas en reconocer su superioridad en el arte de «repartir turrones«, tal como confiesa a Moreno: «Martín puede más que yo; infinitamente más. Es hombre de partido y no es hombre de escuela. No tiene que pelearse con nadie porque hacen esto o lo otro; lo mismo le importa. Así es que está bien con todos los ministros. Por otra parte él sabe mil veces más que yo de esta tramoya de dar turrones» (MG nº 75). De esta manera, con fecha 6 de abril de 1866, escribe Belda a Moreno: «Ya supe que habían dejado cesante al pobre Perico y me produjo tal indignación que al momento me levanté y fui a hacer una interpelación al Ministro de Gracia y Justicia. Yo espero que la situación dure poco y por consiguiente que la cesantía de Pedro sea corta«8. Pero hasta el mes de julio no se logra su reposición: «Creo que mañana quedará repuesto Pedro Vargas y más adelante ya le procuraré un ascenso», escribe Belda a Moreno con fecha 189. Y el 12 de agosto: «Me alegro que os haya parecido bien el nuevo destino de tu sobrino Pedro«10.

Más de dos años tienen que pasar para que tengamos nuevamente noticias de Pedro Regalado. Con el triunfo de la revolución llamada «La Gloriosa», en septiembre del 68, don Juan Valera es nombrado Subsecretario del Ministerio de Estado, al ser uno de los primeros en ofrecerse incondicionalmente al general Serrano11. Sin embargo, sus aspiraciones son salir diputado, en este caso por la circunscripción de Montilla, en la próximas elecciones a Cortes Constituyentes. Con este motivo, buscando el apoyo de don Francisco Moreno, se intensifica la correspondencia entre ambos, en la que, obviamente, no puede dejar de tratarse del ofrecimiento y reparto de «turrones«.

Con fecha 31 de octubre de 1868 escribe Valera a Moreno: «Insistiré de nuevo con Romero Ortiz, y Dios quiera que vaya Periquito de Juez a Baena» (MG nº 118). Valera consigue del Ministro de Gracia y Justicia -Romero Ortiz- para Pedro Regalado el nombramiento de juez de Baena, en sustitución del anterior, un tal Reina. La situación creada en Baena con la destitución de Reina y el nombramiento de Periquito es complicada, de manera que Matilde Galera, en su obra citada, se detiene en su análisis «por considerarla como un exponente valioso de los acontecimientos domésticos que configuraban la tramoya electoral«12. Por la tenaz oposición de los progresistas de Baena, capitaneados por un tal Ariza, político intrigante, quienes proponen a un candidato de Iznájar, Valera solicita del Ministro que detenga el nombramiento de Periquito «hasta saber lo que dicen los prohombres progresistas de Baena» (MG nº 120). Tras toda una serie de maquinaciones y a pesar de la oposición Valera está dispuesto a mantener a Periquito y sugiere a Moreno que, ya que está hecho el nombramiento, «le sostenga y procure que en Baena sea bien recibido» (MG nº 121). Ariza amenaza a Valera con enviar «una exposición que llevará todas las firmas del partido judicial de Baena, pidiendo la reposición de Reina y la destitución de Periquito«, si don Juan no accede a hacerlo él (MG nº 124). En esas estaban cuando un nuevo aspirante a juez aparece en escena, que cuenta nada menos que con el apoyo del general Serrano, quien propone a Periquito su traslado a Utrera, que éste, finalmente, acepta. Pero poco duraría en su destino, pues días más tarde es trasladado de nuevo, según escribe indignado Valera a Moreno con fecha de 28 de diciembre: «Hoy he recibido carta de Periquito Vargas. Su nueva traslación me ha cargado mucho y me quejaré fuertemente, a fin de que no le hagan en lo sucesivo andar viajando.» (MG nº 129). Al parecer, Valera consiguió colocarlo en Estepa, en donde se mantuvo hasta el mes de septiembre, en que lo dejaron cesante. «Mucho disgusto me ha causado la noticia. Al punto me he quejado amargamente al Ministro y al Subsecretario de Gracia y Justicia, los cuales me han prometido colocar en otro punto a Periquito«, escribe Valera a Moreno con fecha 1 de octubre de 1869 (MG nº 137).

Posiblemente, Pedro Regalado fuese nombrado entonces fiscal de Talavera, según hemos visto manifiesta Valera a su mujer en septiembre de 1872, y es posible también, aunque no seguro, que cuatro años más tarde conservara el puesto. Así, cuando en diciembre de 1876 escribe Valera a Moreno «Aunque sigo en la oposición, soy tan suave y templado que conservo buenas relaciones de amistad con casi todos los Ministros y singularmente con Cánovas. Soy también buen amigo de Martín Herrera y creo que, si me dirijo a él, él tratará de complacerme. Seguridad absoluta de lograr para Periquito Regalado lo que Vd. desea, no la tengo sin embargo» (MG nº 156), no sabemos si es que Periquito está de nuevo cesante o si es que se pretende para él un turrón más suculento. Días más tarde, el 4 de enero de 1877, Valera confiesa a Moreno que «he traído tal jaleo de cosas en estos días que aún no he podido hablar con Martín Herrera en favor de su sobrino de Vd. D. Pedro Regalado, pero lo haré antes de que pase Reyes» (MG nº 157). A pesar de los buenos propósitos llega el mes de abril y la situación sigue poco más o menos lo mismo: «No he dicho a Vd. de su empeño en favor del sobrino -dice Valera a Moreno en carta de fecha 5 de dicho mes-, pero no le tengo olvidado. Varias veces he hablado ya de él al Sr. Calderón Collantes que me promete valerme cuando se presente la ocasión.» (MG nº 158).

Sin novedad que reseñar sobre Pedro Regalado hasta febrero de 1881, no parece que a esta fecha su situación hubiera variado. Tras la toma del poder del primer gabinete liberal de la Restauración, el 8 de febrero de 1881, Valera, que ha estado alejado de la política activa por espacio de un par de años, se anima al amparo de los suyos y parece que le falta tiempo para ofrecerse al Morenito: «Ya cayó Cánovas y los amigos están en el poder -le escribe con fecha 10 de febrero-. Creo que algo podré con ellos y me ofrezco a Vd. y a los amigos. Envíeme Vd. nota sobre lo que es posible hacer por Periquito Regalado…» (MG nº 198).

Días más tarde -el 21 de febrero- Valera es nombrado Ministro Plenipotenciario en Lisboa, cargo del que toma posesión el 24 de marzo siguiente13. Desde Lisboa, dos días más tarde, escribe a su amigo menciano y parece que su entusiasmo ha decaído: «Mi querido amigo Moreno: He recibido su carta de Vd. del 24 con la adjunta de Periquito Regalado, donde habla de la vacante hecha en la Audiencia de Granada por muerte de D. Juan Aragonés. Aunque los ministros andan harto incordiosos conmigo y espero poco de mi valimiento, escribo hoy a D. Manuel Alonso Martínez pidiéndole la vacante para su sobrino de Vd

(MG nº 211).

Está visto que el sino de Pedro Regalado era estar pidiendo continuamente recomendaciones a Valera, a través de su tío o, más propiamente, primo hermano, el Morenito. Casi año y medio más tarde, en julio de 1882, siendo todavía Alonso Martínez ministro de Gracia y Justicia en el Gobierno de Sagasta, Valera, a pesar de que confiesa estar muy desilusionado respecto a su valimiento con él, promete desde Cintra a Moreno escribirle al ministro «pidiéndole para su sobrino la presidencia de Jaén u otra equivalente«, petición que también, dice, hará al Duque de la Torre (MG nº 245). Todo sería en vano, pues durante lo que resta de año son varias las veces que Valera persiste en el empeño sin éxito. Ya en diciembre, Periquito se planta en Madrid, dispuesto a entrevistarse con el ministro de Gracia y Justicia, para quien previamente había pedido carta de recomendación a Valera, que éste le envía desde Lisboa a Madrid (MG nº 254). La dicha carta de recomendación, no obstante ser enviada en pliego certificado, parece que no llega a su destinatario. Con fecha de 26 de diciembre, Valera da explicaciones a su amigo el Morenito, al tiempo que muestra su escepticismo con respecto a la eficacia de su recomendación: «Siento que su sobrino de Vd. Pedro no haya recibido la carta que le envié para Alonso Martínez. Iba en sobre certificado y no puede perderse. De todos modos tal vez no hubiera servido de nada porque don Manuel es para conmigo muy poco servicial» (MG nº 156). Esta es, que se sepa, la última vez que se hace referencia a don Pedro Regalado Vargas en la correspondencia de don Juan Valera.

En junio de 1883 presenta éste, por razones de ética personal, su dimisión como Ministro en Lisboa. A su regreso de Portugal visita por última vez en su vida Andalucía y pasa una larga temporada en Cabra y Doña Mencía, acompañado de sus hijos Carlos y Luis para que éstos se examinen de Bachillerato en el instituto de Cabra, quienes, además, se divierten de lo lindo en uno y otro pueblo echando globos, yendo al campo a cazar con reclamo, cimbel, red o escopeta, según el propio Valera cuenta, regocijado, por carta a todo el mundo -a su hija Carmencita, a su hermana Sofía, a Menéndez y Pelayo y, sobre todo y con más detalle al Barón Jules Greindl, diplomático belga que había sido su mejor amigo durante su estancia en Lisboa-. A éste, en una larga y sabrosísima carta, escrita desde Doña Mencía el 27 de octubre, lo pone al corriente de todo. En esta actividad relajada no podían faltar las tertulias nocturnas y las partidas de naipes: «Por la noche juego aquí a tresillo, a céntimo de peseta, con el alcalde, con el escribano, con el padre cura y con el hijo del Maestro Cencias«14 y, aunque no lo nombra, seguramente que también, como once años atrás, con don Pedro Regalado Vargas, que por estas fechas andaría por el pueblo no sabemos si cesante o con permiso. Precisamente, por aquellas calendas fue cuando tuvo lugar la firma del pagaré que comentamos. Mucho era lo que tenía que agradecer Periquito a Valera y mucha más la sindineritis crónica que éste padecía. Eran amigos. No es de extrañar, pues, que por ofrecimiento de uno o a petición de otro, la operación se formalizara. Valera, que a primeros del año siguiente marcharía como Ministro Plenipotenciario a Washington, describe perfectamente su situación económica cuando, tras cerca de un año de estancia en la capital americana, desengañado y preocupado por el porvenir, con fecha 22 de diciembre de 1884, escribe a su mujer, entre otras cosas15: «Yo no me he llevado chasco. Yo presentía el sacrificio, pero estando en Doña Mencía en octubre de 1883, sin un ochavo, con muchísimas deudas y sin esperanzas de ganar dinero, y teniendo que vivir a tu costa, o no sé cómo, pedí a Ruiz Gómez este puesto y me lo dio«.

No tenemos más referencias a la relación de Valera con Pedro Regalado, pero el hecho de que el pagaré permanezca en manos de la familia de éste último parece indicar que no fue pagado, tal vez porque nunca fuera presentado al cobro.

¿Qué fue de Pedro Regalado?. Profesionalmente, no lo sabemos, pero posiblemente en 1889 estuviera de nuevo cesante, o ya jubilado, pues a partir de este año y hasta el de 1900 lo vemos domiciliado en la casa nº 23 de la calle Arriba, en compañía de su madre, viuda16. Pedro Regalado Vargas Moreno falleció en Doña Mencía el día 3 de enero de 1902, a la edad de 67 años, siendo su estado el de soltero17.

1APDM (Archivo Parroquial de Doña Mencía), Libro de Bautismos n º 26, folio 412 vtº.

2En la «Hijuela de Repartimiento de Rentas Provinciales» existente en el Archivo Histórico Municipal de Doña Mencía (AHMDM), correspondiente al año 1840, figura D. Francisco Moreno Vergara con una cuota de 1.741 reales, en tanto que la de D. Vicente Rafael de Vargas asciende a 453 reales.

3APDM, padrones parroquiales de 1850, 1859, 1865 y 1868.

4AHMDM, Expediente de quintas de 1855.

5APDM, padrón parroquial de 1913.

6Cyrus DeCoster y Matilde Galera Sánchez, «Juan Valera, cartas a su mujer«, Córdoba 1989, págs. 55 y 56.

7Matilde Galera Sánchez, Juan Valera, político, Córdoba 1983, carta nº 23. En adelante, entre paréntesis y en el texto, MG y nº de carta. -Curiosamente, aunque casi siempre se nombre como su sobrino, el parentesco real entre Francisco Moreno y Pedro Regalado Vargas era el de primos hermanos, ya que la madre de éste último, Josefa Moreno Cubero, era hermana del padre del Morenito, Diego Moreno Cubero. Lo que ocurre es que el Morenito estaba casado con una tía carnal suya, Manuela Moreno Cubero, hermana de su padre y de la madre de Pedro Regalado, por lo que éste era también sobrino político del Morenito, y tal vez por la diferencia de edad, que era de 18 años, éste prefiriera llamarlo su sobrino. Y para rizar el rizo del parentesco un medio hermano del Morenito -Juan Moreno Güeto, gran amigo también de Valera- se casaría en los años setenta con una hermana de Pedro Regalado -Carmen-, y más adelante, en 1883, tras enviudar, el Morenito se desposó con una sobrina de Pedro Regalado -Josefa Navas Vargas-, cincuenta años menor que aquél. Con lo que Pedro Regalado vino a ser primo hermano, sobrino político, concuñado y tío político del Morenito.

8José M. Garrido Ortega Martín Belda, un político al servicio de Isabel II Cabra 2004 Tomo II, pág. 174.

9Ibídem, pág. 176.

10Ibídem, pág. 177.

11Carmen Bravo Villasente Vida de Juan Valera Editorial Magisterio Español SA Madrid 1974, pag. 171.

12M. Galera, op cit. Pag. 66-68.

13Bravo Villasante, C., op. cit., pág. 211.

14Cyrus C. DeCoster, Correspondencia de don Juan Valera, Ed. Castalia 1956, pág. 71.

15Bravo Villasante, op. cit. pág. 233.

16Archivo Parroquial Doña Mencía, Padrones parroquiales de 1889 y siguientes.

17APDM, Libro de Entierros nº 18, f. 40

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