CINCUENTA AÑOS DE HISTORIA DE LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD Y ESPERANZA

 en Religiosidad Popular

Publicado por Antonio Cantero Muñoz en Motril Cofrade 2013

La imagen de Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza llegó a Doña Mencía en el año 1958, tras ser adquirida en Sevilla en una tienda de antigüedades y ser objeto de su restauración. Se trata de una imagen de candelero, con brazos articulados, atribuida al escultor sevillano Vargas Herrera, perteneciendo a la escuela sevillana de mediados del siglo XX1.

Fue donada por doña Josefa Campos Roldán, que por entonces era camarera de la Virgen de los Dolores, y que tenía mucho interés en la referida imagen mariana no tuviera que salir en todos los desfiles procesionales de Doña Mencía, como había ocurrido desde hace varios siglos2.

El mismo año de su adquisición ya procesionó el Viernes Santo en la madrugada con Jesús Nazareno, y por la noche tras el Sermón de las Siete Palabras y Descendimiento con el Santo Entierro. Asimismo y por primera vez en la tarde del Sábado Santo, cuya procesión se instituyó para esta imagen pasionista, cuya primera advocación fue Nuestra Señora de la Soledad.

Desde ese año hasta 1962 fue la parroquia la encargada de organizar la tres procesiones correspondientes al Sábado Santo, responsabilizándose de dicha tarea la Agrupación de Jóvenes de Acción Católica, que por entonces también participaba activamente en la del Cristo de la Columna.

Al principio desfilaba sobre las andas de la Virgen de Fátima, y para su adorno usaba los jarrones candelabros del Cristo Amarrado a la Columna. Lucía entonces vestido y manto de terciopelo negro bordado en plata, que era el que tradicionalmente utilizaba la Virgen de los Dolores con el Santo Sepulcro, y que le había regalado el obispo Cubero3.

El Sábado Santo de 1962, y mientras el grupo de jóvenes antes mencionado hacía los preparativos para la procesión, surgió la idea de constituir una cofradía propia. Y fue tomando cuerpo y a la semana siguiente se constituyó la junta organizadora, formada por Rafael Amores Carreira quién actuó como presidente, Antonio Jiménez Urbano, José Luque Roldán, Manuel Gómez Segura, Francisco Cubero Arévalo y Francisco Amores Priego. La propuesta fue trasladada al entonces coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de Consolación don Antonio Prieto Hurtado, que con su apoyo total impulsó la puesta en marcha del proyecto, comenzando con la captación de hermanos, así como la elaboración de unos estatutos provisionales. En octubre de 1962, se alcanzó un número suficiente de cofrades y se celebró la primera junta general, que nombró la junta de gobierno, que por aclamación designó a las mismas personas que formaron la junta organizadora.

A propuesta de don Antonio Prieto Hurtado, se acordó que su advocación fuera Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza, quien diseñó su vistoso escudo: Consiste en el anagrama de María, rodeado de una corona de espinas, sobre una cruz simétrica de fondo en acorde a la representación de la Soledad. Estos tres elementos, desglosados, son los que figuran componiendo el estandarte, a los que se añadieron siete estrellas simbolizando los siete Dolores de la Virgen, además del escudo de Doña Mencía.

El Sábado Santo de 1963 la cofradía realizó su primera estación de penitencia con el siguiente hábito: túnica verde, fajín y botones negros, capa blanca con cruz gótica negra y capuchón negro con este escudo en la frente, sobre los ojos4. Ya hemos mencionado que la primera vez que procesionó lo hizo sobre las andas de la Virgen de Fátima, luciendo una corona imperial de metal cincelado con baño de oro, donada por los hermanos Luis y Francisco Amores Priego. La cofradía estrenaba todo: vestimentas, estandarte, cruz guía (en madera, sin más adornos que una corona de espinas también de madera), faroles guía en metal cincelado y plateados, que fueron adquiridos a talleres Angulo de Lucena, junto a las varas de mando. Por carecer de banda propia, el acompañamiento musical estuvo a cargo de la banda de cornetas y tambores del Cristo de la Expiración, hecho que se repitió al año siguiente, y en 1964 se organizó una propia que continúa hasta la actualidad.

En este primer desfile procesional sólo tomaron parte 60 cofrades, incluidos los costaleros, grupo que a la sazón lo formaban turnos de diez entre los penitentes, y tuvieron que pasar unos años hasta que se organizó una cuadrilla independiente del resto de los penitentes. Una nota que desde siempre ha caracterizado su desfile, es la presencia de gran número de mujeres ataviadas de mantilla.

Durante el mandato de Francisco Alguacil Alguacil como hermano mayor se fue consolidando la cofradía como una de las más importantes de Doña Mencía, e hizo frente con éxito a la grave crisis sufrida a comienzos de la década de los setenta, gracias a su entrega y al compromiso que supo imprimir a su junta de gobierno. Además de los importantes reformas efectuadas en el trono de la Virgen para su mayor ornato, y de convertir la banda de música en una de las mejores de Doña Mencía, imprimió a la cofradía una personalidad muy definitiva que ha perdurado hasta la actualidad, habiendo sido nombrado hermano mayor honorario.

Fue sustituido en mayo de 1996 por José Luis Caballero Poyato, en el que asistimos a uno de los periodos de mayor esplendor, aumentando de forma espectacular el número de hermanos y realizando importantes mejoras como nuevas ropas de costaleros y banda de música, modificación del trono, nueva corona, medallas de los cofrades y sobre todo destacó la restauración de la Virgen que tuvo lugar en el 2002, pues era algo preciso por su avanzado estado de deterioro. Fue llevaba a cabo por Miguel Ángel González Jurado, y consistió en la sustitución total del candelero, restauración del craquelado de la policromía de las manos y rostro, consolidación de la mascarilla y ensamblaje del cráneo y rescate de la policromía original.

Le ha sucedido José Luis Alguacil Amores, quién a abordado una importante reforma del trono de la Virgen que describiremos a continuación, que se ha convertido en el paso de palio más completo y de mayor envergadura de Doña Mencía.

Ahora vamos a centrar nuestra atención en la banda de música de la cofradía, que es algo que siempre ha caracterizado a la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza. Concluida la Semana Santa de 1964, se acometió la empresa de dotar a la cofradía de una banda propia, adquiriendo 12 cornetas y 6 tambores, y bajo la dirección y enseñanzas del cofrade ya fallecido Miguel Collado Palomar, se llevó a buen fin este propósito, participando por primera vez en el desfile del año siguiente. Sucesivamente se fueron incorporándose más cornetas, tambores, bombo y platos, además de las gaitas, hasta completar un número de: 24 cornetas, 12 tambores, 2 timbales, 2 bombos, 3 juegos de platos y 15 gaitas. Hay que destacar que la incorporación de las gaitas supuso una ardua tarea y fue un éxito, en un pueblo dónde nadie tenía noción de su técnica, y a base del mucho esfuerzo y entusiasmo de sus entonces responsables Francisco López Gómez y Juan Poyato Morales.

Al fallecer Miguel Collado, se nombró como jefe de banda a Francisco López y como director musical a Francisco Amores Priego, quienes adaptando marchas y componiendo nuevas, la dotaron de un rico repertorio musical, y consiguieron convertirá en uno de los referentes de la cofradía. Y no podemos pasar por alto que la riqueza patrimonial de la cofradía, se ha cimentado en los ingresos económicos que ha ido aportando gracias a sus actuaciones en muchas localidades de toda Andalucía.

Desde su fundación ha lucido distintos tipos de uniforme, pues los primeros años vistió el propio hábito de la cofradía, que fue sustituido por unas chaquetas tipo americana de paño verde y pantalón negro. Pero al aumentar el número de componentes, hubo que hacer nuevos uniformes, consistentes en camisa verde, cazadora verde más oscura con adornada con cordones blancos, pantalón negro y boina negra. Siendo hermano mayor José Luis Caballero Poyato, estos uniformes han vuelto a ser sustituidos por guerrera verde con cordones dorados, cinturón dorado, pantalón negro y gorra de plato verde.

Centrando nuestra atención en el trono, que es otro de los referentes de la cofradía, hay que señalar que en 1964 se acometió el primer proyecto, que se realizó sobre una estructura de hierro de madera en color nogal claro sobre las que se aplicaron unos motivos tallados. Se adornaba en las esquinas con cuatros columnas de plata, y unos pedestales de madera unidos entre sí por una cadena de metal dorado que rodeaba todo el contorno en su parte interior, y se estrenaron 6 ánforas de metal cincelado y plateado.

En 1968 se incorporó el palio, compuesto por ocho varas de metal plateado y cincelado, obra del orfebre lucentino Angulo, con sus correspondientes cordones y borlas de oro. El techo estaba formado por bambalinas sueltas de terciopelo verde bordadas en oro confeccionadas por la firma Roces de Castellón, y la parte interior de las bambalinas en lamé blanco plateado, que fue cambiado por terciopelo verde tachonado de estrellas doradas y una roseta en el centro, con el anagrama de María, también dorada. Dado la escasa altura de la puerta de la parroquia, hubo que idear un sistema telescópico que permitiera la salida del palio, y una vez en la calle, tomara la altura necesaria que guardara la correcta proporción con el trono. En 1972 se sustituyeron las chapas de madera que configuraban la canastilla, por otras de metal cincelado y plateado, obra también del orfebre Angulo. Este mismo año se le incorporó la candelería, compuesta por sesenta piezas. En 1982 se adquirieron las candelabros de cola, que dieron aún más realce a la parte trasera y al paso en general. En el año 1998 siendo hermano mayor José Luis Caballero Poyato se llevó a cabo una nueva reforma consistente en la sustitución y ampliación de las trabajaderas que pasaron a ser cuatro en lugar de tres, refuerzo de la estructura interior del paso, sustitución del suelo de la canastilla y la inclusión de nuevos penachos en las cuatro trabajaderas. En 2003, actuando como hermano mayor José Luis Alguacil Amores se acometió una profunda reforma del trono, tanto de la canastilla como del palio, y estará totalmente acabado en el 2005. La canastilla y varas de palio, son obra del orfebre lucentino José Jiménez, el bordado de las bambalinas y techo de palio de Cristino Lastres Muñoz, y las pinturas del techo es trabajo de Manuel Cubero Baena5.

Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza posee en la actualidad varios ternos propios, el primero fue confeccionado en 1964 por las entonces camareras María Díaz Irazábal y María Reyes Cubero, que se compone de saya verde con cenefa inferior bordada, cinturón de terciopelo negro bordado en oro, y manto blanco en seda tul, adornado con lentejuelas doradas y el escudo de la cofradía en grandes dimensiones aplicado en la cola, y todo rematado con fleco de canutillo de oro. Tiene forma de capa que se abrocha al pecho con broche de metal dorado. Este manto, de grandes dimensiones, (5,5 metros de longitud) fue confeccionado con la cola del vestido de novia de Ángeles Navas Jiménez, quién lo donó a la cofradía para tal fin.

Dispone de otra saya de terciopelo verde bordada en oro por la firma “Arte Español” de Madrid, en 1967, y manto de terciopelo negro bordado igualmente en oro en 1969 por talleres Roses de Castellón, sobre diseño de Francisco Roldán Morales. Luce este manto una gran cruz a la espalda, que ocupa toda su longitud y está ribeteado por fleco de canutillo de oro. Es también de grandes dimensiones y junto con la saya, forma el conjunto que luce la Virgen el día de su salida procesional. Cabe mencionar como anécdota, que aunque la saya fue bordada y terminada en 1967, al llover este año, la Virgen no pudo estrenarla hasta el año siguiente, disponiendo de otras vestiduras:

Terno que compone la vestidura de hebrea, que consta de saya de lana granate y manto de terciopelo azul, compuesto todo ello en 1998 por el entonces vestidor de la imagen Enrique Cuenca. Posee además, dos sayas de seda en colores negro y azul respectivamente, adamascadas en oro, confeccionadas también por Enrique Cuenca. Una toca de sobremanto de terciopelo verde oscuro con aplicaciones de tisú dorado, confeccionada por Joaquín Sánchez Álvarez, quién también fue su vestidor durante varios años. Una toca de malla dorada donada por Francisco Villalba Muñoz, una toca de encaje de oro donada por la firma “Roses” de Castellón, un cíngulo de terciopelo negro con bordados de oro y aplicaciones de piedras preciosas, rematado por borlas de oro, así como una gran variedad de blondas de encajes y mantillas para confeccionar sus tocados y pañuelos para sus manos

Desde su fundación en 1964 la cofradía ha logrado reunir un importante ajuar, cuyas piezas más importantes son las siguientes:

Cruz de guía de madera con aplicaciones de metal cincelado y plateado, también de Angulo. Faroles guía plateados y cincelados de Angulo. Estandarte de raso blanco, con cruz negra de terciopelo, siete estrellas bordadas en oro, el anagrama de María bordado en oro, y el escudo de Doña Mencía bordado en sedas en sus propios colores. Estandarte de terciopelo verde bordado ricamente en oro, con la imagen de la Virgen en una pintura al óleo sobre lienzo, el es obra de talleres Belloso de Valencia, y la pintura de Francisco Roldán Morales. Estandarte de banda de terciopelo verde bordado en oro. Varias varas de estandarte cinceladas y plateadas. Seis varas de mando cinceladas y plateadas y una dorada que es utilizada por el hermano mayor. Dos incensarios cincelados y plateados de la firma Angulo. Dos candelabros de cola, en metal estriado con baño de plata y aplicaciones de metal cincelado y baño de oro, de seis punto de luz con guardabrisas, del orfebre Angulo. Seis ánforas de metal cincelado y plateado, de Angulo. Candelería de 60 piezas.

Asimismo, una corona imperial con resplandor rematado por doce estrellas y cruz con esmeraldas, toda ella cincelada y bañada en oro, la luce en su salida procesional. Diadema en metal cincelado con baño de oro, que luce en su capilla. Aro de estrellas con incrustaciones de piedras preciosas en metal bañado en plata, que normalmente luce en cuaresma cuando se viste de hebrea. Puñal cincelado de oro. Ancla de oro con cadena dorada. Corona de espinas de oro, que puede verse sobre su mano izquierda, en la procesión. Corona de espinas de espino natural, para cuando se viste de hebrea. Varias sortijas, anillos, pendientes y broches de oro y piedras preciosas.

Desde sus comienzos, el cortejo procesional discurre por un itinerario específico que es el siguiente: plaza de España, Juan Ramón Jiménez, Juan Valera, Antonio Machado, Virgen de las Angustias, Baena, Pintor Velázquez, García Lorca, Bendición, Granada, plaza Andalucía, Ramón y Cajal, plaza de España. Los lugares más recomendados para verla es el paso de la Virgen por la estrechez de la calle Juan Valera hacia las Angustias y paseo de la Iglesia Vieja, y su recogida en la plaza de España.

El poeta Andaluz espera ansioso la llegada del Sábado Santo para ver a Nuestra Señora de la Soledad:

“Y llega el sábado. La Virgen está sola. Estaba sola, porque desde los primeros años de los sesenta tiene su Cofradía: La de la Soledad y Esperanza, que la pasea como a una reina por las calles del pueblo. ¡Guapa! es el piropo emocionado que escapa de todas las gargantas. ¡Guapa! ¡Pero su soledad es tan grande…!”

Virgen de la Soledad,

tú paseas nuestras calles

en tu trono de cristal.

La multitud te rodea

¡y qué sola vas!

Siete dolores traspasan

tu corazón maternal.

El vacío de tu Hijo

nada lo puede llenar.

Aunque te aclame la gente

¡qué sola estás!

¡Sola, sola, sola,

Virgen de la Soledad!

La cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza es uno de los referentes de la Semana Santa de Doña Mencía, y el año pasado se conmemoró el cincuenta aniversario de su fundación, por lo que celebraron dos actos emblemáticos.

En primer lugar, el 18 de mayo de 2012 tuvo lugar en la Casa de la Cultura “Juan Valera” la celebración de tal evento, acto que estuvo presentado por Rosa Cantero Rosa, miembro de la junta directiva de la cofradía. También se presentó el cartel de dicha celebración, que fue presentado por su autor Manuel Cubero Baena. En dicho acto intervinieron varios cofrades que repasaron la historia de la corporación, participando también la Agrupación Musical “Virgen de la Soledad”.

El acto principal tuvo lugar el pasado 2 de junio del 2012, con la procesión extraordinaria de la Virgen de la Soledad y Esperanza. Con carácter previo, tuvo lugar una solemne eucaristía a las 20 horas en la Plaza de España, lugar emblemático de la cofradía, y que fue oficiada por el párroco José Enrique Alcalá-Zamora Burgos y por Joaquín Higueras Granados, párroco emérito y consiliario de hermandades y cofradías de Doña Mencía. Y le dio mayor solemnidad al acto el acompañamiento musical a cargo de la Agrupación Musical “Virgen de la Soledad” y coro dirigido por Francisco Amores. Asimismo, estuvieron presentes todas las cofradías y hermandades de Doña Mencía, con todos los hermanos mayores y miembros de sus juntas de gobierno.

A su término, comenzó la procesión extraordinaria, siendo su itinerario el siguiente: Plaza de España, Ramón y Cajal, Plaza de Andalucía, Granada, Colón, Cervantes, Calvario, Santa Catalina, Virgen, Paseo Iglesia, Baena, Pintor Velázquez, García Lorca, Plaza de Andalucía, Ramón y Cajal y Plaza de España. Para mayor lucimiento, se acordó que las mujeres que lo desearan, podrían acompañar a la Virgen ataviadas con mantilla negra, y todas las cofradías y hermandades estuvieron presentes con sus estandartes.

Cuando Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza salio majestuosa por las puertas de la ermita del Espíritu Santo, iba magníficamente engalanada para la ocasión, y lucía sus joyas más valiosas. Además algunos ornamentos de indudable valor material, pero mucho mayor sentimental que tengo que mencionar:

En su mano izquierda, portaba una hermosa Rosa de Pasión con 12 pétalos que representan a los 12 Apóstoles, y que fue regalo de sus costaleros. Asimismo, una fina corona de hojas, que recuerda a la corona de espinas, y tres estambres, en representación de los tres clavos de Cristo.

En su corazón, un símbolo que representaba la íntima relación que siempre ha existido entre esta imagen mariana con la cofradía del Cristo del Calvario, a quien durante muchos años acompañó en su estación de penitencia. Se trataba de un corazón bordado en oro a realce, traspasado por un puñal, labrado en plata de ley. Así mismo, para simbolizar los lazos de unión entre ambas hermandades, la Soledad también portó una toca de María Santísima del Mayor Dolor, con el escudo bordado de la Cofradía del Calvario.

Como era de esperar, multitud de mencianos acompañaron a Nuestra Señora de la Soledad y Esperanza por las calles de Doña Mencía, como también lo hacen todas las noches del Sábado Santo desde hace cincuenta años.

1 Todos los datos que sobre esta cofradía expongo me han sido proporcionados por Francisco Amores Priego y Francisco Antonio Amores Poyato, a quienes agradezco mucho su colaboración, pues gran parte de ellos son completamente inéditos, y el primero participó activamente en el proceso de fundación, y su hijo es actualmente capataz de la Virgen.

2 CANTERO MUÑOZ A.: “Religiosidad Popular y Semana Santa en la Iglesia Dominicana de Doña Mencía siglos XVI-XVIII” Córdoba 2003 página 183.

3 CANTERO MUÑOZ, A: “Historia de la Semana Santa de Doña Mencía 1800-2005” Doña Mencía 2005 página 76.

4 Sus colores simbolizan cada una de sus advocaciones, representando la cruz que se encuentra bordada en su capa, el verde la Esperanza, y el blanco el nombre de María, así como la alegría de la inminente Resurrección de Cristo.

5 La reforma que se ha acometido supone las siguientes actuaciones. Ampliación de la longitud de la canastilla y enriquecimiento de la orfebrería. Añadir orfebrería a la trasera de la canastilla. Inclusión de cuatro capillas laterales que representan los cuatro símbolos de la pasión: columna, corona de espinas, clavos y calvario. Incorporación en la canastilla de columnas soportales de las varas de palio. Sustitución de la totalidad de las varas de palio por otras de mayor grosor y mayor altura, así como la ampliación de éstas a doce. Renovación de la crestería del techo e incorporación de nueva crestería en la canastilla. Sustitución de la estructura del techo de palio. Inclusión de una capilla en la parte frontal de la canastilla, en la que se representa un corazón atravesado por un puñal, en relación al dolor de la Soledad de la Virgen. Realización de nueva peana de orfebrería para la Imagen en el paso. Bambalinas de palio totalmente nuevas, de diseño barroco bordadas en oro sobre malla y terciopelo verde, y fleco de bellota en hilo de oro. Techo de palio nuevo, compuesto de 5 pinturas sobre lienzo, distribuidas en una central, que conforma la gloria, y que representa el monte calvario, y cuatro esquinadas que representan cuatro títulos escogidos de la Virgen: Arca de la Alianza, Rosa Mística, Puerta del Cielo y Estrella de la Mañana. Todo engalanado de motivos barrocos bordados en oro.

Artículos similares

Dejar un comentario

CONTÁCTANOS

Escribe y pulsa 'Enter' para buscar